Una educación

Esta es la historia real de la autora desde su más tierna infancia hasta la edad adulta. Es una historia donde queda patente el daño que hace todo fanatismo, en este caso religioso, hasta el punto de dividir a una familia y repudiar a los miembros que no sigan los designios del Señor… En fin.

Este relato me ha hecho sufrir mucho. Tara sufrió de pequeña el fanatismo de su padre, un mormón obsesionado con el fin del mundo que alejó a su familia entera de la educación, de los servicios médicos y de cualquier organismo público. Según él, eran infieles. Tara tenía inquietudes desde pequeña pero su cerebro estaba lavado por las creencias de su familia. Sí, lavado, porque cualquier religión es una secta, en mayor o menor medida. Se me ha hecho muy duro leer el maltrato y la manipulación a la que estuvo sometida solo por ser mujer y por tener inquietudes.

Cuando avanza la historia y Tara crece, nos cuenta cómo accede finalmente al conocimiento que tanto ansía y, en contraposición, las manipulaciones de su familia para que deje la universidad y vuelva a las montañas con ellos.
Es una historia muy dura y desgarradora pero que merece la pena leer.

Después de terminar el libro y dejar reposar el relato en mi mente he llegado a la conclusión de que quizá se convierta en uno de los mejores libros que voy a leer en mi vida, y esto es porque me ha hecho reflexionar y ratificarme en mi opinión sobre las religiones, cualquiera, y en la importancia que tiene recibir una buena educación en el seno familiar.

Creo que es un libro imprescindible, así que desde aquí os lo recomiendo encarecidamente.