Este libro me ha hecho reír por sus ocurrencias, me he hecho sufrir por las pequeñas dosis de drama y me ha enamorado por su dulzura. La verdad es que Kasie West es la opción perfecta cuando necesitas algo bonito y fresco, te hincha el corazón de su cucosidad. Al principio los personajes son bastante planos y temí que este libro no fuese de mi agrado, las situaciones son bastante clichés y las relaciones son realmente estereotipadas entre los personajes, pero luego avancé y... he quedado completamente prendada del caos de Lily. La protagonista es una locura pero que te envuelve y te hace querer convivir con ella, la relación que tiene con sus hermanos pequeños fue lo que me ganó al inicio, son tan dulces y tan trastos que no puedes evitar adorarlos. Su mejor amiga, Isabel, me ha gustado por su apoyo y, por otra parte, me ha confundido por algunas cosas que hacía o decía, pero en el fondo puedo llegar a comprenderlo, quizás lo que más me ha chirriado es el hecho de que apenas se conoce su vida y el apoyo solo es por parte de Isabel hacia Lily. La relación anónima que surge a base de mensajes es una pasada, mantiene tanto a la protagonista como al lector atento a la próxima clase de Química para poder leer una nueva nota, aunque no puedo negar que los fines de semana relatados a base de la caótica vida de Lily también me han resultado fascinantes y me ha enganchado de sobremanera. Y luego... cuando surge el romance, con esas diminutas dosis de drama para que el lector no se duerma en los laureles y sufra por lo que pasa, pero que después la autora cura con grandísimas dosis de dulzura que me han dejado el corazón blandito. |