A los seres humanos nos pasa como a los erizos. Tenemos frío y queremos acercarnos para estar más calientes. El problema son las púas: cuanto más cerca, más duele y más profundo es el desgarro. Cuanto más lejos, más frío. Y de ahí, el miedo.
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A los seres humanos nos pasa como a los erizos. Tenemos frío y queremos acercarnos para estar más calientes. El problema son las púas: cuanto más cerca, más duele y más profundo es el desgarro. Cuanto más lejos, más frío. Y de ahí, el miedo.
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Tener demasiado miedo nos aleja también de otras cosas. De la felicidad. De la vida.
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Los libros sí salvan la vida. Son las huellas, los pasos. Esas luces que señalan los carriles adicionales de las autopistas, pero soy yo -quién si no- la que tiene que conducir el coche.
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Una forma de proteger los recuerdos es no volver al pasado.
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El miedo no es negativo en sí mismo. Es conservador.
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La chica que lee conoce el inevitable significado de un final y se siente cómoda en ellos, pues se ha despedido ya de miles de héroes con apenas una pizca de tristeza.
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¿Qué objetousaron como traslador en el Mundial de Quidditch?