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Sin lugar a dudas estamos ante una buena novela historica. Por la parte "histórica" diré que he conocido más de Egipto en el siglo XIV a.de C., y de Egipto en general, que en toda mi vida: de sus dioses, de sus costumbres, de embalsamamientos, de sus sacrificios, de sus guerras, de las sucesiones faraónicas, y de la vida del faraón Akenatón, que muchos historiadores reconocen como el faraón más interesante por su intención de imponer el monoteísmo. Ya solo por eso la novela vale la pena. Pero eso no quita que me hayan sobrado 300 páginas y que en ocasiones la lectura me haya resultado espesa. Sobre todo algunos libros que es como Sinuhé (el protagonista del libro) llama a los capítulos que nos va narrando. Y en cuanto a la parte novelada en sí, diré que me ha maravillado la capacidad del autor para hacerme creer que lo que nos cuenta les pudo pasar a los personajes egipcios, sirios, cartagineses y otros tantos coetáneos de los países implicados en el libro (muchos), amén de estar fabulando con sucesos que se supone ocurrieron hace más de 3.000 años. Pero sí ha habido momentos en un claro guiño al autor "que me hubiese rasgado las vestiduras y echado cenizas sobre mi cabeza". Pero a la par también querido Mika "me inclino y llevo mis manos a la altura de las rodillas" ante tu obra.
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