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Conocemos a Dailan Kifki -un elefante que gusta mucho de la sopita de avena y le cae pesado el arroz con leche- el día que lo dejan abandonado en la puerta de la casa de una señorita que tiene un hermano que sentencia cada tanto: —Estamos fritos. Casi siempre que me encuentro pensando lo mismo, recuerdo esta historia que fue escrita por la gran María Elena Walsh. Eso no es solo garantía de genialidad... sino de disfrutabilidad ¿? a cualquier edad. Si tenés diez años, vas a disfrutarla por unos motivos. Si tenés más años, por otros. Tiene tantas situaciones disparatadas y un desfile de personajes, a cual más particular, que la mezcla genera una historia que gira y vuela y vuelve a girar para que la imaginación vuele más y sonrías mientras tanto. A veces absurdo, a veces tierno, con sentido del humor y rima, se disfruta aunque estemos fritos. Dailan Kifki es una de esas historias para festejar la capacidad de asombro que nos habita y ojalá perdamos. |