Desayuno de campeones

Si tuviera que elegir solo una palabra para describir «Desayuno de campeones», de Kurt Vonnegut, diría “canalla”, porque eso es lo que me ha parecido esta obra y este autor en mi primera toma de contacto.

Una sátira perfecta que desata la risa en cada capítulo a través de una serie de situaciones grotescas y descabelladas, que no son otra cosa que una divertida representación de la estupidez del ser humano, así como una ácida crítica a la sociedad del siglo XX.

La historia no cuenta nada más que el encuentro entre un escritor y un vendedor de coches, a través de una disparatada trama llena de digresiones e intrahistorias a cada cual más divertida. Contada como una suerte de historia ilustrada (con dibujos del propio autor) de Estados Unidos para niños extraterrestres, Vonnegut nos regala esta catarsis en la que los personajes no son más que un instrumento usado para emitir duros y directos juicios sobre la mezquindad y la ruindad del ser humano: la guerra, la devastación del medio ambiente, el racismo, la superpoblación…

Me ha sorprendido muchísimo la capacidad del autor para señalar y sacar a la luz nuestras mayores vergüenzas como sociedad y como especie, y a la vez conseguir hacerte reír a carcajadas; creo que no debe ser fácil idear todo este plantel de curiosos personajes y dotarles a todos y cada uno de ellos de tanta vida, personalidad y sentido del humor.

Nunca había leído una metaficción con tanto sentido, tan entretenida y tan inteligente como esta; creedme si os digo que es un libro que se lee solo por la fluidez y agilidad con la que está escrito, lo que no desmerece para nada lo inteligente de su discurso y la calidad de la sátira y el humor que el autor utiliza para plasmarlo.

Sin duda para mí ha sido todo un descubrimiento no solo por el buen rato que he pasado leyéndolo, sino por el mensaje tan valioso y profundo que nos hace llegar a través de una historia tan aparentemente absurda. No sé cómo he tardado tanto en leer a Vonnegut, pero sin duda ha llegado para quedarse.