Ventisca

"Los muertos ocupan a veces más sitio que los vivos"

No mentiré: compré este libro porque la estética de la portada llamó poderosamente mi atención, acompañada de un título escueto pero atrayente. Esto significa que fui bastante a ciegas desde el principio, aunque lo que encontré no decepcionó.

La desaparición de un niño en mitad de una ventisca en un pequeño pueblo de Alaska es el punto de partida de esta historia, y, sin embargo, no es más que el desencadenante, el hilo conductor que conectará a los diferentes personajes. Sus narraciones, estructuradas en capítulos muy breves, permiten ir reconstruyendo un puzzle que acaba encajando en un final algo precipitado, pero satisfactorio. La estructura del libro es su principal punto fuerte: a través de esas breves narraciones intercaladas nos atrapa desde las primeras páginas, sucumbiendo sin remedio al ritmo vertiginoso de la historia, que trascurre en apenas unas cuantas horas. Descubriremos las dudas, temores, secretos y odios de unos personajes bien construidos y complejos, y que desvelan poco a poco que no son lo que en un inicio aparentan.

La naturaleza salvaje de Alaska, aislada, dura y cruel, juega un papel fundamental a la hora de crear una atmósfera claustrofóbica, sintiéndote atrapada al igual que en mitad de la ventisca. Un lugar inhóspito que hace que te sientas acorralada y sin salida. Pero también un lugar perfecto para esconderse.

Un libro con apariencia de thriller que sin embargo sorprende por su profundidad, a pesar de contar con cuatro personajes y apenas 170 páginas. Una auténtica sorpresa que creo que puede gustar a cualquier tipo de público.