La educación física

¡Hola lectores!
Leer “La educación física” y conocer la pluma de su autora ha sido un soplo de aire fresco para mi. Su estilo directo y su naturalidad, no solo me ha hecho disfrutar de esta lectura, sino conectar con la historia y con partes y vivencias propias que tenía en el olvido.
Ambientada a principios de los años 90, esta historia se desarrolla en una tarde de agosto. Catalina, una adolescente de dieciséis años, camina haciendo autoestop tras abandonar la casa de su mejor amiga tras un hecho traumático. Mientras camina solitaria por la carretera, rezando por que algún coche la lleve a casa y ahorrarse el castigo, irá reflexionando sobre su vida. Hace autoestop, sabiendo lo peligroso que es, como acto de protesta, de rebeldía ante una educación en exceso opresiva.
Narrada en tercera persona, de una manera tan inteligente y sutil que permite un perfecto equilibrio entre poder conectar con la protagonista y al mismo tiempo poder verla desde cierta distancia. Volveremos con Catalina a la adolescencia, a un cuerpo que odia y que cambia hacia la adultez, aunque ella quiere seguir siendo niña, porque ese atisbo de mujer provoca miradas y comentarios que la agreden y humillan. Ser mujer la vuelve vulnerable y además culpable. Toda un crítica a los valores de toda una época.
Una historia que me ha hecho reflexionar mucho y que transcurre en la brevedad de unas pocas horas, pero que se dilata en el tiempo con los recuerdos de Catalina. Así conoceremos su niñez, su formación y las relación con su familia.
En definitiva, una novela que debe ser leída y que no me extrañaría que se convirtiese en un clásico de la literatura contemporánea, al ser reflejo de toda una generación. Un merecido Premio Biblioteca Breve Seix Barral y una autora a seguir muy de cerca.