La leyenda de las dos piratas

Te amaría aunque sólo pudiera verte una hora cada tres años; te amaría aunque te tuviera todos los días. He sobrevivido sin ti, pero solo vivo a tu lado

Soy egoísta, y quería que tú tampoco fueras nunca más feliz de lo que lo habías sido conmigo. Quería que me recordaras siempre, cada día.

No me olvides del todo, preciosa

Debes dar gracias por haber sentido lo que has sentido. Debes dar gracias porque aún te queda mañana para estar con él, y te quedará toda tu vida para recordarlo.

Anhelaba su tacto, y necesitaba tenerlo siempre a la vista o sentía que le faltaba el aire.

Es tu vida o la suya, y para un pirata nada, absolutamente nada vale más que su vida.

A todos se nos da una vida, una sola, y la libertad de vivirla como queremos. Unos nacerán con más, otros con menos, pero todos nacemos con la capacidad de ser como queramos ser y de hacer de nuestra vida la vida que querríamos vivir. Pero si no es así, cuando nos quitan esa libertad, cuando no somos libres para vivir como queremos, para luchar por lo que nos importa o para ser lo que queremos..., esa vida no merece la pena. Al final de nuestra vida, cuando miramos atrás, no importa cuántas riquezas has acumulado, si tienes más acres o menos de tierra..., no te los vas a llevar a la tumba. Pero, sin duda, lo que debe pesarle a uno es lo que ha hecho con su vida, lo que ha logrado, lo que ha sido.

Sé hablar como una dama. No lo he olvidado. Es la compañía lo que no me invita a hacerlo.

Ser feliz un instante es fácil. Lo difícil es que la felicidad dure.

Tú no perteneces a nadie. Eres una pirata y por ello sólo te perteneces a ti misma.