Cuando terminé el libro de Elisa Victoria, tenía sentimientos encontrados. Si bien es cierto que tiene detalles geniales (hablar de lo que es tener una madre con enfermedad, ser criada por la abuela, sentirse diferente, tener problemas para hacer amigos/as, ser muy consciente de ti misma y tus rarezas...), ha habido una cosa que no me ha gustado. La historia está narrada desde el punto de vista de una niña de 9 años que nos cuenta su vida mientras reflexiona. Tiene una importante obsesión con el sexo y la pornografía (esto no es un spoiler, sale prácticamente desde el principio). La cuestión es que muchas de las reacciones y emociones que esta niña manifiesta con relación al sexo, a mí me parecen señales de que quizás ha sufrido abusos. Sin embargo, esto no se expresa de esa forma en la trama. Mi impresión es que la autora normaliza y resta importancia a esas conductas patológicas que afectan al desarrollo y provocan malestar en la menor. |