A ver, no sé por dónde empezar. Es un libro que me ha descolocado totalmente. Se supone que es un libro infantil por las ilustraciones, por la historia en sí y porque los personajes son todo animales a los que se les ha dotado de características humanas: que se visten, hablan, etc. Pero, por, otra parte, el autor narra como si fuera para adultos y ahora argumento este punto: Por un lado, utiliza palabras y expresiones que los niños pequeños, en general no entienden, como por ejemplo: “otrora”, “pugnar”, “discernir”, “morder el polvo” o un conejo que se llama “Miss Pelotas”. Con este nombre construye una frase que es para que la entienda un adulto. Existen otros sinónimos algo más sencillos y adaptados a los niños. Por otro lado, a mi criterio, el más importante, las enseñanzas y modelos poco recomendables que da a los pequeños lectores: - El detective es un tiburón alcohólico y que fuma puros. En muchas partes del libro muestra a este animal con un vaso de whisky o bebiendo de su petaca y constantemente «necesita un trago». - En muchas otras partes emplea la violencia como opción para la resolución de problemas. Aquí cito algunos ejemplos: - «… repartió a diestra y siniestra hasta que todo el mundo se tranquilizó...» - «… cuando el Gran Mago quiso pedir perdón, ya se había llevado el primer puñetazo.» - «… para una gran revelación Gigantesco Ostión.» - «… cuando el nieto de Husk iba a hablar, se encontró con una fuerte colleja que su hermana gemela le propinó. — Bien hecho, Kesadilla...» - «… volvía a propinarle otra colleja...» Realmente, todavía me sorprende que este libro sea parte de una saga infantil y que la editorial difunda estos valores a los más pequeños. |