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Aunque tal vez sea su obra menos científica, es un grandioso relato cargado de dosis enormes de imaginación, enmarcado en una aventura con datos y observaciones de carácter académico consistentes para la época de su realización, con los que logramos sumergirnos en la obra y sentir ese absorbente deseo de conocimiento, digno del profesor Otto Linderbrock. Enormemente descriptiva en los aspectos científicos concernientes a la paleontología y geología, usados adecuadamente para perfilar a los protagonistas y resultando atrapantes para quienes sienten curiosidad o pasión por estos temas. La historia vivida por estos tres personajes, el Profesor Otto Linderbrock, hombre apasionado, de disciplina férrea, con una visión tan fija en sus propósitos que raya por momentos en lo obsesivo y la locura, pero muy bien sustentadas por la confianza enorme en sus conocimientos que le brindan el carácter de sabio; el joven Axel, sobrino del profesor, también apasionado por el conocimiento, pero en muchos casos demasiado prudente, cauto y temeroso lo cual puede confundirse con cobardía, pero cumpliendo su papel a cabalidad de voz de la razón, y Hanss, el guía y cazador, hombre abnegado y cumplidor de su trabajo, el cual da la impresión de no tener voluntad propia, pero al final tal vez el poseedor de la menor cualificación académica, pero si el más apto para sobrevivir a esta empresa. Los tres hombres tan diferentes entre sí, en muchos pasajes de la historia pueden tenerse como las distintas facetas de uno solo que persigue la grandeza de otro hombre que lo presidió y cuyo camino se encuentra oculto en un criptograma y señales en rocas de otras eras. Es fascinante que la historia se desarrolle a partir del contenido de un viejo libro que guarda secretos escritos haciendo uso del futhark, aquel libro como génesis de la historia y la construcción del paisaje como personaje principal, cambiante, impredecible, que juega a su antojo con el destino de los protagonistas, hace de esta una obra maravillosa. |
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