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Libro de aventuras muy entretenido y muy conocido que he disfrutado bastante. Tengo que reconocer que, una vez que llegan a Estados Unidos, la lectura se me hizo más lenta y menos sorpresiva ya que la historia sigue el mismo patrón continuamente... Para quien no sepa de qué va esta historia, el autor nos relata cómo Phileas Fogg decide emprender una vuelta al mundo en ochenta días por una apuesta que realiza junto a sus compañeros del club. Para esa empresa Fogg contará con la ayuda de Picaporte (Passepartout), su mayordomo. Un francés muy humilde y bastante torpe. Picaporte (Passepartout) me ha resultado un personaje entrañable pero a la vez, tanta torpeza e irresponsabilidad por su parte, me sacaban un poco de quicio. Aunque es todo corazón, la verdad, y eso hace que le cojas un gran cariño. En cuanto a Phileas Fogg, es tan estirado y tan milimetrado que hay que quererle. Me molestaba su falta de interés por todos los países que visitaba, se notaba que para él, era un mero trámite pasar por ellos.... El resto de personajes no están demasiado desarrollados, o esa ha sido mi impresión. La mayoría me han resultado un tanto planos y sin personalidad y me han hecho que lea algunas partes con mucha frialdad sin lograr conectar con la trama. La historia se lee muy rápido, no es muy extensa y los capítulos son muy breves por lo que avanzar en ella es muy sencillo además de divertido, gracias a los numerosos inconvenientes por los que atraviesan nuestros viajeros. Me ha gustado la historia y la recomiendo, se pasa un rato agradable con ella pero en mi caso hubiera agradecido más acción en la narración y en la aventura. |
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