Me encanta, la abuela tiene un pequeño lado egoísta que muchos vivimos a pesar de la época en la que estamos y es fácil empatizar con Adela por sus remordimientos por quedarse con ella y el anhelo de hacer su propia vida sin restricciones y, por qué no decirlo, con una habitación propia. El resto de su familia es para echarle de comer a parte. El perro es para quererlo sí o sí y la historia no sería lo mismo sin ese pequeñín haciendo sus jugarretas y marcando su nueva casita, cualquiera que haya empezado a tener un cachorro en casa podrá entender a la pobre Adela. En cuánto a Batkilt siempre te recordaremos como a uno de esos héroes sin capa y el mejor personaje del libro. Echas muchas risas y el final te deja con una sonrisa. ¡Una lectura ligera y rápida muy recomendada para entretenerse en estos días lluviosos! |