"Llámame Nia" es la nueva novela de Cristina Vatra. Lo cierto es que ya tenía ganas de volver a leer algo suyo. Cristina Vatra tiene una manera de narrar fresca, divertida, alocada, pero muy emotiva y reivindicativa. Ya lo hizo con su anterior novela, "El beso de Thor", y con "Llámame Nia" lo ha vuelto a lograr. Además, la historia tiene también un punto picante que funciona muy bien sin que sea lo más llamativo de la trama. No es tampoco la típica historia de "chica conoce a chico" o de "chica se enamora de su jefe" o cualquiera que sea la combinación posible. "Llámame Nia" contiene una gran carga de crítica social, de realidad sobre la familia, los hijos, las obligaciones de las mujeres para con ellos, con la casa, con su esposo, y que encima son también madres trabajadoras. Mujeres que se desdibujan en muchas personalidades para dejar de ser ellas mismas, de olvidarse de lo que necesitan o quieren, pero sobre todo, de cómo los demás las ven, siendo solo madres y/o esposas, y sin importar lo demás. Cristina Vatra lo desmenuza tocando varios palos de la vida de una persona: sentimientos, pareja, hijos, familia, amigos y trabajo. Me encanta la manera de narrar de Cristina Vatra, ya que he sentido como si una amiga me lo estuviera contando en persona. Su prosa es muy amena y adictiva, hace reír cuando es necesario y emociona cuando también lo es. Una combinación muy sana con la que el lector tan solo se tiene que dejar llevar para disfrutar de la historia. La protagonista de "Llámame Nia" es Calpurnia Pearson, una chica que adora a su familia pero que a la par le gustaría hacerlos desaparecer una temporada. Trabaja en una editorial religiosa, dividida entre dos jefes que no la valoran y en un trabajo en el que le es imposible ascender. Parece que le hacen un favor dándole trabajo y más por su reducción de jornada para el cuidado de sus hijos. Es lo único que ven de ella, y cuando intenta ascender o pedir un buen merecido aumento de sueldo tras muchos años cobrando un sueldo de becaria, siempre obtiene las mismas respuestas: no es posible y piense en sus hijos. Cristina Vatra muestra la realidad de una sociedad en la que en todo momento se condiciona a la mujer por sus hijos. Siempre se da por hecho que la encargada de los niños es la madre, de pedir la reducción de jornada y la imposibilidad de, en muchas ocasiones, tener una conciliación familiar. Se espera de la mujer que agache la cabeza, coja lo que se le da y se limite a cuidar de los niños y pensar en ellos s,i por algún motivo, le da por reivindicar sus derechos laborales. A la par que trabaja y cuida de sus hijos, se espera también que lleve una casa y "cuide" de su esposo. En un momento dado de la novela hay una frase que es muy real, el marido de Calpurnia, Dan, no tiene que "ayudar", ya que tanto los hijos como la casa también son de él. Cada vez en más común escuchar lo de que el marido "ayuda" a la mujer a limpiar o cuidar de los niños, cuando ellos tienen la misma obligación que la madre, es algo que poco a poco tenemos que ir logrando cambiar, ya que lo habitual es que la madre también trabaje fuera de casa para contribuir a la economía familiar. Calpurnia apenas tiene tiempo para ella misma, al final del día está agotada y siente que cada vez es menos ella misma. Por eso, cualquier pequeña escapada, como el viaje a Las Vegas con sus amigas, le da tanta vida. Aunque parece que para el resto de los días, no le queda otra que resignarse a lo que toca: trabajo, casa, esposo e hijos. Todo cambia para Calpurnia cuando llega a la oficina Oliver, el nuevo jefe para el que también tendrá que trabajar. Joven, guapo, en forma y además con un punto de visión novedoso para modernizar la editorial y crear una nueva línea de edición. Para más inri, aprecia el trabajo de Calpurnia y confía en su criterio. Juntos, protagonizarán escenas muy divertidas en las que además aprenderán el uno del otro en diferentes ámbitos. Oliver pondrá patas arriba la vida de Calpurnia, hasta el punto de romper todos sus esquemas sobre lo que pensaba. Ese pequeño tira y afloja sentimental de Calpurnia, acrecentado por todo su entorno y su situación, es la base de la trama de "Llámame Nia". Una situación que es muy habitual hoy en día, en la que el agobio familiar puede provocar distanciamientos, pero por suerte, Calpurnia hace un análisis muy completo que da que pensar al lector en más de una situación, con la que quizá se vea identificado. Aunque el plato fuerte de la historia se lo llevan Calpurnia y Oliver, el resto de personajes, como Dan, las amigas de Calpurnia o ciertos compañeros y/o jefes de trabajo de Calpurnia también tienen cierta relevancia en la historia y sobre todo, son personajes muy bien perfilados. Todos aportan, tanto para la crítica social que se hace cómo para darle un punto de diversión a la historia cuando es necesario. A pesar del trasfondo de crítica social y de la seriedad del tema, Cristina Vatra lo narra con una soltura y humor que enamora. He leído sus 458 páginas sin darme cuenta, disfrutando de cada una de ellas y sintiendo como propios los sentimientos de Calpurnia y el resto de personajes en más de una situación. Es importante el mensaje que transmite, de aprender a valorarse y que, por mucho que pasemos a ser madres y esposas, no nos tenemos que olvidar de que primero somos nosotras y de que existimos al margen de nuestros maridos y nuestros hijos. 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