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“ᴛᴏᴅᴏs sᴇ ᴇᴍᴘᴇñᴀɴ ᴇɴ ʜᴀʙʟᴀʀ ᴅᴇ ʙʟᴀɴᴄᴏ ᴏ ᴅᴇ ɴᴇɢʀᴏ sɪɴ ᴘᴇʀᴄᴀᴛᴀʀsᴇ ᴅᴇ ǫᴜᴇ, ᴘᴏʀ ʟᴏ ɢᴇɴᴇʀᴀʟ, ɴᴏ ᴇxɪsᴛᴇɴ ᴍás ǫᴜᴇ ᴅɪsᴛɪɴᴛᴏs ᴛᴏɴᴏs ᴅᴇ ɢʀɪs. ᴇʟ ʙʟᴀɴᴄᴏ ʏ ᴇʟ ɴᴇɢʀᴏ sᴏɴ ᴄᴀsᴏs ᴇxᴄᴇᴘᴄɪᴏɴᴀʟᴇs. (…) ᴛᴏᴅᴏ ᴇʟ ᴍᴜɴᴅᴏ ᴘᴇᴄᴀ, ᴘᴇʀᴏ sᴏʟᴏ ʟᴏs ʜᴏᴍʙʀᴇs ʙᴜᴇɴᴏs sɪᴇɴᴛᴇɴ ᴇʟ ᴘᴇsᴏ ᴅᴇ ʟᴀ ᴄᴜʟᴘᴀ. ᴇʟ úɴɪᴄᴏ ǫᴜᴇ ɴᴏ ɴᴇᴄᴇsɪᴛᴀ ʟɪᴍᴘɪᴀʀ sᴜ ᴄᴏɴᴄɪᴇɴᴄɪᴀ ᴇs ǫᴜɪᴇɴ ᴄᴀʀᴇᴄᴇ ᴅᴇ ᴇʟʟᴀ. ᴇsᴇ ʏ sᴏʟᴏ ᴇsᴇ ᴇs ᴇʟ ᴀᴜᴛéɴᴛɪᴄᴏ ᴍᴀʟᴠᴀᴅᴏ”. Mezen, el Ariete es un personaje de diez. Lo amas, a pesar de su oscuridad, de sus grises. Y “el jilguero” es su perfecto contrapunto. Ferrán Varela nos sorprende con una novela diferente, en la que el fin justifica los medios, en la que somos espectadores de cómo la imagen malévola del personaje principal que nos presenta en las primeras páginas se desdibuja a lo largo de la historia, en busca de un objetivo más elevado que él mismo, o que su propia humanidad. Mezen no nos oculta su debilidad, ni sus miedos. Y no cree en la suerte. “ʟᴀ sᴜᴇʀᴛᴇ ᴇs ᴜɴᴀ ᴍᴏɴᴇᴅᴀ ɢɪʀᴀɴᴅᴏ ᴇɴ ᴇʟ ᴀɪʀᴇ, ᴇs ᴄᴀᴍʙɪᴀɴᴛᴇ ʏ ᴛʀᴀɪᴄɪᴏɴᴇʀᴀ, ᴇs ᴇʟ ʀᴇᴄᴜʀsᴏ ᴅᴇ ʟᴏs ᴅéʙɪʟᴇs, ᴇʟ ᴄᴏɴsᴜᴇʟᴏ ᴅᴇ ʟᴏs ǫᴜᴇ ɴᴏ ᴄʀᴇᴇɴ ᴇɴ sᴜs ᴘʀᴏᴘɪᴏs ᴍᴇᴅɪᴏs”. El worldbuilding está también muy bien integrado en la novela, a través de cuentos o relatos. Resulta sencillo sumergirse en un mundo nuevo e ir descubriéndolo poco a poco. Sus dioses, su cosmología, sus costumbres, las intrigas políticas y los sistemas de control de la población. Quizás lo que menos me ha convencido es la forma que tiene de resolver situaciones complejas para los personajes, dejándolas en el aire y pasando a resumir luego lo que ha pasado con menor detalle. Ocurre en varias situaciones en las que habría agradecido saber exactamente como salían del lío, aunque reconozco que era complicado. La narración por parte de Germán Gijón para Audible es estupenda. Imagino así la voz del propio Mezen, no puede ser más acertada. Aviso: Tiene un final abierto, así que aquí me quedo, esperando la segunda parte, que espero que llegue pronto. |
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