En ese momento parecía ser consciente de dos yoes diferentes.El otro yo, era una Marah anterior, la que no había conocido el cautiverio y que no estaba familiarizada con la inminencia de su muerte cuya capacidad para juzgar jamás se había visto sacudida por el dolor o el miedo. Esa otra Marah se aferraba a ella con dedos invisibles, llamándola con mudos susurros.
|