El regalo de la modista

Primero quemaron los libros, ahora están quemando los cuadros, y también queman a la gente, en esos campos de prisioneros que tienen, lo he oído decir. Recuerde este día, señorita; estás siendo testigo del holocausto de la humanidad. Recuérdelo, y cuénteselo a sus hijos y sus nietos para que no permitan que vuelva a suceder.

Primero quemaron los libros, ahora están quemando los cuadros, y también queman a la gente, en esos campos de prisioneros que tienen, lo he oído decir. Recuerde este día, señorita; estás siendo testigo del holocausto de la humanidad. Recuérdelo, y cuénteselo a sus hijos y nietos para que no permitan que vuelva a suceder.

¿Cómo voy a ver el mundo como un lugar bueno y amable si sé que la humanidad es capaz de una crueldad tan repulsiva como esta?

El mensaje estaba claro: la capital de su país ya no pertenecía Francia. Su gobierno la había abandonado, los políticos franceses la habían entregado como quien entrega la novia en un matrimonio concertado deprisa y corriendo.

Todas necesitaban tapar la fealdad de la realidad con una falda fina o un vestido elegante. ¿ Cuándo había sucedido aquello?, se preguntó Mireille mientras sacaba la cinturilla en una falda de noche. ¿Cuándo la moda francesa había pasado de ser algo de lo que el país estaba orgulloso a convertirse en otra cosa, grotesca y vulgar, teñida de vergüenza?

Con cada capítulo que voy descubriendo de la historia de Claire, me siento como si los cimientos de mi vida estuvieran levantándose bajo mis pies como la arena modelada por las olas.

las tres estaban juntas en esto ahora, unidas solo por su amistad, sino también por los secretos que guardaban las unas a las otras