La Perra

Habiendo leído como ya había leído al autor con el Purgatorio, leer La perra ha sido como una botella de agua en medio de un Oasis.
No voy a decir que el autor ha madurado, porque ya en su anterior novela me pareció que tenía una muy buena novela. Y que el orden de sus lecturas no hubiera impedido que leyera la otra. Pero me alegra ver como a los autores autopublicados se les va reconociendo su valía, por que los hay y muchos.
La perra es una novela dura. No vale para cabecitas sensibles, o al menos yo no se lo recomendaría. Hay que saber lo que nos vamos a encontrar, no a todo el mundo le gusta leer como se desmiembran cuerpos. Pero a la vez es una novela reflexiva ¿por qué se llega a ese extremo?
Unos por dinero, está claro, pero otros por ¿algún trauma?
El libro nos cuenta una versión, como puede haber mucha, contándonos en una misma novela varias tramas diferencias en el tiempo y que no dejan lugar a duda como el ser humano puede ser malo por naturaleza.
Nadaremos entre dinero con personajes famosos, cercanos por el interés, empresarios y gente que está acostumbrada a gastarse verdaderas cantidades de dinero por disfrute, por ir a casinos, por apuestas, o simplemente por llevar el cuerpo al límite, pero hoy en día todo un precio y algunos lo pagan muy caro.
En estas esferas en las que se mueve dinero, drogas, por qué no, y el mundo de la noche, no podemos olvidarnos de que siempre vamos a encontrarnos al que menos esperamos, al corrupto de turno. No sabremos nunca si el dinero corrompe, o es que ya venían corruptos de casa y el dinero les va de perlas.
Lo que está claro es que para que haya ganadores siempre tiene que a ver algún perjudicado, y desde aquí es desde el autor nos enganchara con su trama que no podremos dejar de leer, porque la misma novela, la misma historia nos pide querer saber más.
Con giros inesperados, un ritmo y un nivel que engancha al lector brutal, no pararemos hasta saber porque A la perra no se toca.