Sin duda se ha convertido en mi libro infantil favorito. La narración casi poética y tan delicada como nuestra protagonista, Bianca. Un día tras una gran nevada, encuentra a un chiquitín solo: era muy pequeño y apenas pesaba, así que decidió llamarlo Mediogramo. Bianca iba envejeciendo pero Mediogramo permanecía igual. le cuidó día tras día y le contaba historias con su delicada voz. Pero Mediogramo echaba en falta algo, no sabía qué. le encantaba el invierno y las nevadas, veía los copos a través del cristal y él deseaba tocarlos. El vínculo entre Bianca y Mediogramo era irrompible, tan intenso que al final Bianca tomó una importante decisión. |