Urdimbre

Una lectura muy sensorial en la que cada palabra cuenta y parece adquirir un nuevo significado.

Noemí Ulla fue una escritora argentina de reconocido prestigio que cultivó varios éxitos tanto con sus novelas como con sus ensayos y críticas literarias. En “Urdimbre” (1981) profundiza en los conflictos de identidad de una serie de personajes variopintos a los que nos acerca con un gran lirismo y e intimidad.
Según el diccionario de la Real Academia Española, una de las acepciones de “urdimbre” establece que se trata de un “conjunto de hilos que se colocan en el telar paralelamente unos a otros para formar una tela”. Eso es precisamente lo que construye Noemí en este libro, un mosaico en el que se entretejen historias de diversa naturaleza. Se trata de fragmentos, textos breves que destilan una sensibilidad muy especial. “Urdimbre nunca son cuerpos completos sino partes, superficies de piel, miradas [...], zapatos, trajes, sustancias...”

“Urdimbre” es un compendio de narraciones que pueden percibirse como un sinsentido. No importa la acción, no debe preocuparnos lo que sucede ni intentar ir más allá de lo que se dice. La autora materializa su voz con total libertad y juega con el lenguaje de manera que nos impone sus reglas. Y esas reglas nos empujan a detenernos en cada palabra, a considerar la lectura como un proceso creativo en sí mismo, un proceso en el que el argumento queda desplazado a un segundo plano —o que incluso queda apartado por completo—.

No es una lectura fácil y no la recomendaría a todo el mundo. Es confusa pero también muy evocadora y poética. Trata temas que van desde el amor y su toxicidad, al deseo, la maternidad y la búsqueda de uno mismo. Un libro, en definitiva, que reclama cierto compromiso por parte del lector.

El silencio es otro de los elementos principales de las secciones que dividen esta obra: “a mí me perturba mi silencio muchas veces y es como si reclamara un poco de eternidad en algunos momentos que deberían permanecer sucediendo, fijos, sin alterarse, porque se trata de esos momentos en que una es feliz y tiene miedo al desarrollo del tiempo”.