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Cuando leí "Flores sobre el infierno", la anterior novela de Ilaria Tuti, me sorprendieron dos cosas. La primera la manera de escribir de la autora, que consiguió atraparme desde el principio. La segunda cosa que me sorprendió fue, sin duda, la protagonista. Estamos acostumbrados a que los protagonistas de las novelas negras sean investigadores aparentemente fuertes y poderosos. Es cierto que muchas veces esa fortaleza es solo fachada, y poco a poco los descubrimos como lo que son, personajes devorados por demonios interiores, con adicciones o dramas personales, llenos de debilidades y dudas. Pero es que la protagonista de estos libros, Teresa Battaglia, aunque cumple en parte con esos estereotipos, es mucho más. Es un personaje complejo, fuerte e implacable por una parte, pero al mismo tiempo es muy tierno e indefenso, y a medida que avanza la lectura, y vamos conociendo más sobre su historia pasada, muchas de las piezas sobre su carácter comienzan a encajar. Asistimos al avance de su enfermedad y comprobamos como ésta afecta a sus relaciones personales. A medida que avanzamos en la lectura, vemos evolucionar la relación con su compañero Marini, y asistimos a nuevas incorporaciones a su equipo de investigación, que poco a poco se va conformando como su auténtica familia, que gira alrededor de ella, convertida en una autentica mamma italiana, lo que no deja de ser una ironía. A pesar de ello, este libro me ha parecido bastante más flojo que su anterior novela. La historia está muy bien ambientada y documentada, pero me ha parecido que hay en demasiadas ocasiones un exceso de información, y que ello hace que la lectura se haga en alguno momentos un poco pesada. Es una pena, porque la idea de la novela es muy interesante, pero la falta de ritmo hace que realmente la historia no te llegue a enganchar . |
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