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Imagínate que te encuentras en un bosque gritando un nombre que no sabes de quien es, y corriendo detrás de una chica que te implora su ayuda. Golpe en la cabeza y te dan una brújula para que vuelvas a casa. de inmediato, te das cuenta de que el cuerpo en el que te hallas no es el tuyo, ni sabes cómo has llegado a una casa de campo llamada Blackheath ni quienes son los Hardcastle. Moviéndote por la casa te enteras de que todos los invitados están allí por la celebración de una fiesta de disfraces en honor a Evelyn Hardcastle, y tú tienes que pasar por diferentes cuerpos -anfitriones- para investigar su supuesto asesinato, donde ese día se repetirá infinitamente hasta que lo resuelvas. Por cada anfitrión que pasas, tienes sus recuerdos, su forma de ser y sus virtudes y defectos, por lo que tendrás que ser muy muy listo para encontrar la solución a este problema. No va a ser nada fácil, ni todos los invitados de la casa se portarán bien contigo… Ha sido una relectura que he disfrutado incluso más que la primera vez, ya que no me acordaba de muchas cosas que han tenido más sentido en esta segunda vueltas. Este libro tiene muchas descripciones y personajes, hay un bucle al estilo de “atrapando en el tiempo” que te hace pasar por el mismo día desde diferentes perspectivas, y que seguro que pensarás que vas a necesitar tomar notas de todo, pero no: fluye muy bien, el misterio cada vez es más atrapante y quizás cuando empieces a encontrar respuestas también se te harán más preguntas. A pensar de que me reafirmo en lo de que fluye bien, no lo recomendaría si estás en un bloqueo lector o buscas algo sencillo: tiene su “aquel”, estar con los cinco sentidos puestos en cada página, uniendo las piezas del puzzle y moviéndote entre las mil descripciones y roles por los que pasa nuestro protagonista… “Si esto no es el infierno, seguro que el diablo está tomando notas.” |
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