Te narro

Un día que empieza como todos los días, de pronto recibes un mensaje y tu percepción del mundo se resquebraja”.

Arturo Pérez Reverte decía que cuando uno muere, no muere él, muere el mundo que conoció. Muere lo que vio, muere lo que le contaron, y que con toda persona que muere, se va una mirada, una memoria. Se lleva cosas que ya nadie podrá ver, se lleva vuestra propia historia…

Pero, ¿Y si la escribes?

Es verdad, ya nadie verá a Marcos como lo supo ver Juan, pero ahora sí podremos ver a Juan bajo la atenta mirada de Marcos.

Cuando los últimos años de vida los pasas entre los brazos de un poeta, este te convierte en inmortal.

“El dolor es esa cucaracha que sobrevive al holocausto”.

Ahora, los rincones del pueblo que le vio crecer, su amigas de El Cubo, su amor por Fangoria, la herrería de su padre, su destreza para esquivar preguntas directas o su vitalidad para quemar las noches, quedan retratadas en este diario lleno de duelo, rabia, dolor, amor en todas sus connotaciones y -sobre todo- perdón.

“¿Por qué eres tú el que ha tenido que irse y perderse todas las opciones que yo desperdicio?”

Escribir el prólogo de esta historia y presentarla en Madrid fue para mí fue un reto y todo un honor. Como para @veronica_pacho15 , la sobrina del protagonista de estas páginas -su héroe-, que nos conmovió con su voz.

Gracias, Marcos, por esta oda a la vida, por este homenaje que tanto ayuda a tantos a poder canalizar todo tipo de pérdidas, y por dejar que Juan te hiciese sus dos mejores regalos: su tiempo y el acercarte a nuevos brazos que poder estrechar.

“No me malinterpretes ahora, amor. Te pienso menos, pero te siento más”.