A su alrededor solamente se oían los gritos de los heridos y las lastimosas plegarias de los moribundos. El olor del sudor de los caballos, de la orina y de la sangre. Esta nueva vida le iba a gustar.
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A su alrededor solamente se oían los gritos de los heridos y las lastimosas plegarias de los moribundos. El olor del sudor de los caballos, de la orina y de la sangre. Esta nueva vida le iba a gustar.
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Era una tierra sombría que parecía contener todos los vientos, las nubes y los sueños que rehúyen el sol con ramas desnudas repiqueteando bajo solitarios vientos, y la absoluta presencia de los oscuros y melancólicos bosques, que ni siquiera el pálido e infrecuente sol era capaz de iluminar, pues apenas pintaba sombras menudas a los hombres. La llamaban Cimmeria, tierra de oscuridad y noche profunda.
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Gregorio Samsa es un ...