Este libro es belleza en estado puro. Es realidad, sin esnobismo ni parafernalias, es sencillamente crudo, transparente y rompedor. Sara nos cuenta a modo autobiográfico lo que supone para ella procesar dos duelos al mismo tiempo sobre dos mujeres que han trascendido en su vida: su madre y su amante. Con un paisajismo emocional que oscila entre lo moral y lo honesto, la autora nos abre su corazón para que observemos sin tapujos cuánto duele, qué piensa, cómo vive -o sobrevive- esas ausencias. La prosa de Sara es hermosa y suave, correcta en todo momento y repleta de vocabulario descriptivo que nos revela cuán llena está su cabeza de palabras, sin que esto le reste emotividad a la narración. Ha sido una lectura que he disfrutado muchísimo y que me ha sobrecogido de una manera íntima y sobre todo, cercana. |