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“… un joven de unos treinta años, correcto, educado, que detestaba por encima de todo las complicaciones” Sobre la trama, mejor que se conformen con lo que se cuenta en la sinopsis, no quiero hurtarles ni una sola de las posibilidades que ofrece la novela. Sobre el tema principal, no hay uno solo, yo diría que es la sumisión al parecer ajeno y el miedo al otro, lo cual no puede estar más de actualidad. Sobre lo que se van a encontrar si toman la buena decisión de leerlo, solo les puedo decir lo que ya puse en mi comentario a “Acostarse con la reina y otras delicias” (perdón por la autocita, pero me parece una estupidez intentar buscar otra manera de decir lo mismo que, bien o mal, ya dije allí): “En sus relatos, Topor abre con un negrísimo escarpelo una grieta en la vulgar realidad de sus criaturas por la que se cuelan lógicas absurdas en la frontera de la verosimilitud desmontando nuestra supuesta cordura, humillando nuestra inteligencia, trastocando el rumbo de nuestro sentido común, riéndose, con nosotros y a pesar de nosotros, de nuestros miedos, de nuestros sueños, de nuestras vanidades, de nuestras seguridades, burlándose de nuestros modos y maneras… Topor exagera nuestros tics mostrándonos su vertiente más ridícula en originalísimas caricaturas que mezclan la crueldad, la irreverencia, lo escatológico, lo herético, la incorrección, lo monstruoso o lo grotesco…” Por añadir alguna cosa más que pueda abrirles el apetito por la novela les informaré que hay película de Roman Polansky, y algo del ambiente que el director creó en La semilla del diablo he encontrado por aquí. “A fuerza de tenerle por una víctima, podían llegar a convertirse en sus verdugos” |
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