Esta novela está considerada unas de las mejores escritas en el siglo XX. Este tipo de clasificación siempre es muy subjetiva y puede variar mucho de una persona a otra. En mi caso diré que es una buena novela pero me falta suficiente lecturas para saber si la incluiría en una lista de las mejores. Lo que sí que tiene, y espero que nadie que la haya leído me lleve la contraria, es un personaje brutal y extraordinario, Ignatius J. Reilly. Sólo por conocer a este personaje merece la pena leer la novela. Una persona obesa hasta la exageración y con un apetito insaciable. Un ser inadaptado, decimonónico, atrapado en sus fantasías, carente de sentido crítico de sus actos. Una persona destinada a grandes logros, según él, pero que vive encerrado en su cuarto, con una tremenda agorafobia y una excesiva apatía por el mundo exterior. Un mundo exterior hostil hacia él y sólo en las ocasiones que cree poder manipularlo le resulta llevadero. Con una madre que se mueve entre su amor materno y el gran hartazgo que le está causando su hijo. En fin, un personaje de 10. Es una pena que el autor muriese y no le diese más continuidad a este personaje, ya que ofrecía muchísimo juego todavía y sin duda hubiera podido alcanzar la clasificación de personaje de ficción universal. Recomiendo la lectura del libro y conocer a Ignatius. Es un libro ameno, escrito con un humor sarcástico, qué tal vez no te arranque carcajadas pero te hará tener una bonita sonrisa en la boca |