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«Me dice usted que el matrimonio debe basarse sobre el amor, y cuando le expreso mi duda referente a este (no hablo del amor carnal), me quiere demostrar que existe por medio de la institución del matrimonio. En nuestros días, la vida conyugal no es más que un engaño». En esta novela corta Tolstói nos habla principalmente del matrimonio y no desde una perspectiva positiva; habla de él desde una posición donde el odio, los celos, el hastío y el hartazgo son la base. Para ello, nos presenta a Pózdnyshev, quien nos comparte su historia matrimonial y cómo esta acabó de forma trágica con la muerte de su mujer. Las ideas que este señor defiende reflejan el lado turbio del matrimonio en una sociedad que lleva a sus miembros a esta institución sagrada, pero que según él no es más que un engaño... Una lectura bastante interesante, no lo voy a negar, pero incómoda y que me ha causado sentimientos encontrados mientras leía. Una vez terminado no me queda claro lo que Tolstói pensaba realmente en relación al cometido de las mujeres y a su situación social, a veces parece ser consciente de las desventajas que tenían e incluso parece defender su causa, luego ves que realmente no es así (me explico mejor en el blog al respecto; por supuesto, todo son impresiones personales). Con todo lo desagradable narrado, al final da la sensación de que sabe que él también ha actuado mal, que las pasiones, los celos obsesivos y los instintos animales que surgen de nosotros nos llevan por mal camino, nos alejan de lo racional; y su personaje pide perdón, siento que también Tolstói pide perdón aun manteniendo sus ideas. «Si hubiera sabido lo que sé ahora, las cosas hubieran sucedido de otro modo. No me hubiera casado con ella por nada del mundo... No me hubiera casado en absoluto». Hay constancia de que mucho de lo narrado en esta novela —no todo, evidentemente— es fiel reflejo de su propia vida matrimonial (o de su visión de ella, mejor dicho); tanto es así, que hay respuesta de su mujer, que no voy a tardar en leer: #¿Dequiéneslaculpa? de Sofía Tolstaia. Dudo que me deje indiferente, siento que su respuesta no me va a decepcionar. |
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