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Guerra y paz es, sin duda, la gran obra de Tolstoi, tanto por la longitud como por todo lo que significa. Lev Tolstoi quería escribir una novela que le sirviera para contar las guerras que enfrentaron a Rusia contra los franceses de Napoleón desde la imparcialidad que según él falta a los historiadores. Se puso como objetivo relatar los hechos, sin favorecer a ninguna de las partes. La pregunta del millón es: ¿Lo consigue? Tolstoi sabe pasar de las conversaciones en los salones de la aristocracia al barro hasta las rodillas del campo de batalla con sutileza, poco a poco, y de forma fluida. También, tiene una capacidad increíble para desgranar personalidades y sentimientos de los personajes que crea, y aprovecharlos para expresar a través de ellos opiniones propias de cariz filosófico y de la vida en general. Cosa que te puede gustar más o menos, pero que si los personajes están bien construidos, como es el caso, y tiene sentido lo que les hace decir, la pega es inexistente. Por tanto, a pesar del tedio que me pudieran provocar algunas partes más militares, por ahora todo correcto. Sin embargo, a partir de la parte 13 (tiene 15 + 2 epílogos), se dedica a narrar única y exclusivamente los diferentes movimientos de los ejércitos, prácticamente sin la aparición de ningún personaje conocido, y comienza una defensa enconada de Kutuzov, una figura injustamente tratada, a su juicio, perdiendo así, la imparcialidad que tanto defendía y se vuelve pedante, un sentimiento que se intensifica en el 2º epílogo, completamente innecesario según mi opinión, donde se dedica a filosofar sobre el porqué de ésta guerra, incluyendo múltiples metáforas y llegando a comparar la estrategia militar con las matemáticas mientras pretende justificar sí o sí la no validez de los métodos de los historiadores. Para mí, este último epílogo, y las últimas partes desmerecen la razón de ser de Guerra y paz y, a pesar de ser un libro alucinante, deja una sensación de desconcierto y un regusto agridulce que no merece. Así que, me temo señor Tolstoi que a pesar de sus esfuerzos es tan patriota y parcial como el historiador más insignificante. |
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