La historia de Anna y su tempestuoso amor con Vronsky es bien conocida por las adaptaciones cinematográficas (prefiero las de Vivien Leigh y, sobre todo, Greta Garbo), pero -para mí- esta obra es esencialmente una acerada crítica a la alta sociedad de la época en contraposición a la vida campestre que lleva el alter ego de Tolstoi, Levin.
|