Anna Karenina

Tolstói me ha cautivado. Qué forma de describir, de soliloquiar, de plasmar las asperezas morales. El ruso emplea para este fin la historia de dos uniones: Anna Karénina con Vronski, y Kitty con Levin.
Anna Karénina es la adúltera por excelencia de la literatura, sin embargo, para mí, el verdadero protagonismo recae sobre este último. de hecho, si el libro se llamara “Konstantín Levin” lo entendería. Esto se debe a que es el personaje en el que se reflejó el propio Tolstói y al que dedica casi toda la octava parte con sus reflexiones acerca del sentido de la vida.
La profundidad de todos los personajes es arrolladora, y eso se entrevé en las disquisiciones éticas y sociales que se suceden a lo largo de la novela.
Junto a estas reflexiones y a la crítica mordaz e irónica a la burguesía rusa y a la modernidad europea, Tolstói despliega una novela realista apasionante.
Además, es bastante fácil de leer ya que la prosa es amena y los capítulos son brevísimos. La única dificultad que puede entrañar son los nombres rusos, pero que una vez que te haces a ellos dejan de ser un problema. Tampoco es que sea denso, pero sí que tiene algunos pasajes (debates filosóficos, o capítulos dedicados a la política) algo pesados.
Es un clásico imprescindible, uno de esos que hay que leer antes de morir. Y me alegra mucho haberlo hecho.