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Bilbo Bolsón es el protagonista de esta historia, que antecede a la ya conocida trilogía El señor de los anillos. Él es un hobbit que, como es normal, disfruta de la comodidad de su casa y de varias comidas durante el día. Pero el ritmo tranquilo de su vida se ve interrumpido con la inesperada llegada del mago Gandalf, que está buscando a alguien que lo acompañe en una aventura. Y como Bilbo es propenso a permanecer en casa y no le gustan las aventuras (como la mayoría de los hobbits), no duda en rechazar la oferta. Pero se le hace prácticamente imposible rehuir del mago y de los ¡trece enanos! que irrumpen a su casa para que los acompañe a recuperar su reino y el tesoro que les fue robado por el dragón Smaug. Y así, Bilbo se ve envuelto en una gran aventura, llena de no pocos peligros. Trolls, trasgos, wargos, arañas gigantes... y toda una cantidad de personajes se cruzan en su camino hacia el tesoro. Tolkien nos transporta a una Tierra Media llena de seres y eventos fantásticos, creando una historia innovadora y muy divertida, ya que no faltaban las dosis de humor entre tantas aventuras que acontecen capítulo tras capítulo. Y a pesar de que claramente está dirigida a un público infantil, no por eso dejé de disfrutarla; era como si un padre le contara una historia a su hijo (y, de hecho, esta fue la intención del autor al escribir este libro). Creo que es conveniente leer El Hobbit antes de la mencionada trilogía, porque es una buena introducción a este mundo nuevo y, la verdad, al terminarlo me quedé con ganas de saber más de él. Además, es en esta aventura donde Bilbo se encuentra con un oscuro personaje llamado Gollum y cierto anillo mágico que lo va a salvar en más de una ocasión... Ya verán. De lo único de lo que me podría quejar es que es un libro corto (y no quería que terminara). Pero lo que importa es que me encantó, y me arrepiento de no haberlo leído antes. |
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