Mofeto y Tejón

Imaginad por un momento que sois sesudos científicos, que trabajáis encerrados en vuestro laboratorio o taller, acostumbrados a carecer de compañía alguna, y que repentinamente alguien llama a vuestra puerta para instalarse en casa.
Este es el planteamiento sobre el que se arma la novela infantil “Mofeto y Tejón”, firmada por Amy Timberlake para la editorial Flamboyant. Tejón es un concentrado petrólogo que trabaja intensamente en su hogar y, un día, recibe la visita, nada más y nada menos, que de una mofeta. Mofeto, en realidad. Un amigo que su tía, dueña de la casa, ha enviado para que compartan espacio juntos. Ante el desconcierto inicial, que poco a poco se convierte en enfado, Tejón contempla cómo el afable Mofeto se adueña de pequeños espacios de su hogar, haciéndolos suyos, y pretende cambiar sus inamovibles costumbres. El conflicto está servido.
Esta pequeña historia de animales narra con sencillez un asunto que importa, y mucho, a los niños: la amistad. Cómo es posible que dos seres totalmente distintos, con expectativas de vida, gustos y costumbres diferentes, logren convivir en armonía manteniendo su propia personalidad. Lo más loable de esta novela es que todo es mostrado ante los ojos de los pequeños lectores sin imponer moralejas ni enseñanza directa alguna; solamente con el discurrir de la narración y las reacciones y voces de los personajes, somos capaces de integrar esa interpretación escondida bajo un relato que se lee con facilidad y está repleto de sentido del humor, ternura y sabiduría.
La novela, que considero perfecta para niños a partir de los 8-9 años, se acompaña de las ilustraciones de Jon Klassen, a quien en esta casa idolatramos desde que nuestra minilectora eligió en una librería el divertidísimo álbum “El ladrón del sombrero”, que no hemos dejado de contarle desde entonces. Las ilustraciones en este caso siguen la misma línea sencilla pero en este caso con aire mucho más clásico. Todas ellas en blanco y negro manteniendo el aspecto del trazo simple del lápiz, a excepción de la portada y un par de diseños interiores, coloreados en tonos marrones y anaranjados. La edición, en pasta dura y papel grueso logran, con todo, el efecto de una novela clásica infantil que, nos avisan desde la contraportada, está llamada a convertirse en una serie de libros. Esperamos desde ya con ansia nuevas aventuras de Mofeto y Tejón.
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