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Esta historia me absorbió por completo. Quedé fascinada cuando vi la magnética miniserie basada en esta novela de Walter Tevis, protagonizada por Anya Taylor-Joy y dirigida por Scott Frank. Decidí inmediatamente leer el libro y me lo devoré. Es una novela completamente adictiva y profundiza en mucho más allá del ajedrez. Beth Harmon queda huérfana a sus ocho años y llega al orfanato Methuen, donde conocerá el ajedrez a través del conserje, a quien observa dedicándole su tiempo libre en el lúgubre sótano. Mr. Shaibel le enseñará las aperturas y defensas más sencillas y le regalará su primer libro de ajedrez. A partir de su encuentro con el tablero de 68 casilleros y sus piezas, este juego será protagónico en su vida. Sus días serán abarcados por torneos, viajes y enfrentamientos. Esta historia es atravesada por el feminismo: una mujer logra adentrarse en el masculino universo del ajedrez de la década de los 60. Una novela que abre muchísimos temas complejos, Beth se encuentra envuelta en la soledad y el aislamiento. Las vinculaciones son complejas en esos tiempos fríos y se enfrentará a la frustración y la persistencia, las adicciones y la resiliencia. Un ritmo trepidante en la prosa de Walter Tevis nos atrapa en sus páginas. Las escenas son concisas y se respira la desesperación y la tensión. Es emocionante la intensidad de esta historia que oscila entre el éxito y el abismo; y nos enamora de esta protagonista profunda, sagaz y perseverante; frágil y humana, y al mismo tiempo, tenaz y resiliente. Extremadamente recomendable. La miniserie y la novela tienen sus leves diferencias, pero ambas versiones son alucinantes. Los siete capítulos de la versión audiovisual son absolutamente adictivos. Sus actuaciones son extraordinarias, su cinematografía es superior. Los catorce capítulos de la novela son puro disfrute literario. |
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