El color favorito

Hay gran placer en adivinar.
Por eso escucho y espero. Todo lo que haga falta, espero.

Un poema sirve para no estar solo. Para comunicarse con otro cerebro, aunque ese cerebro haya muerto hace muchos años. Un libro de Poesía es entonces una comunicación entre espíritus. Nada más y nada menos.

En esa intimidad de las inteligencias que es la conversación, las palabras se enciman y se esconden, una sobre la otra; civilizaciones completas de sobreentendidos, aprendizajes, acuerdos, desacuerdos, mentiras y veneraciones. Es un espectáculo digno de verse y, por momentos, más grande que el de un libro.

Desdecirse de una sola ni cosa llevaría una vida entera. De hecho, hay quien invierte una vida entera en desdecirse de algo que todos los demás ya olvidaron. E incluso así jamás lo logra.

Hay colores que son patrimonio de cada uno.

Leer es rapiñar, tomar ingredientes que no se sabe bien cómo usar.
Se parece a entrar en medio de la noche a una cocina ajena con la luz apagada.