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Había una vez un rey de precioso nombre Amalarico. al buen soberano le dio por morirse dejando viuda a la "santísima" (tampoco hizo nada que su marido no hiciera) Inés de Courtenay y huerfanillo a un preadolescente varón. Tal y como solía ocurrir, las mujeres no heredaban más que penas, y raramente regentaban así que en Jerusalén, los machos pecho peludo ya tenían un buen motivo de riña. El gobierno de tierra Santa hasta que el niño alcance la edad legal. Y claro, como buenos cristianos, empezaron a ponerse la zancadilla unos a otros. No ayudaba mucho que la criatura a entronar de nombre Balduino IV, padeciera los primeros signos de una enfermedad mortal. La lepra. Inés, como buena madre, quiso guardar a su retoño entre algodones, y buscó en distintos lechos dos cosas: Satisfacción. Y un futuro rey dada la corta esperanza de vida de su hijo. Ambas mal vistas por los protozoos con esperma de la época, digooo, por los santos varones. Pero Balduino IV, pese a caerse en pedazos, vino equipado de serie con todas las virtudes de un buen monarca, y las que no, las aprendió de Amadís Pérez de Traba, caballero de la orden de San Lázaro y maestro de armas del leproso. Entre tutor y alumno nace una fuerte amistad y la afición de derrotar al musulmán Saladino, campaña tras campaña. La sombra del rey de Jerusalén es una excelente biografía novelada sobre la vida de Balduino IV. Agustín Tejada, no solo recrea las batallas más importantes de su reinado sino también el difícil equilibrio político entre las distintas familias, agravadas por la precaria salud de nuestro protagonista. La presión de Siria y Egipto, estrangula año tras años a una Jerusalén abandonada por Europa, y cada vez más mermada en sus recursos. El autor pone en valor a un rey que pasó a la historia como un leproso y sin embargo luchó como un jabato. Obra bien trabajada, de prosa ágil y sencilla, aunque mucho más cuidada y madura que su anterior novela "Cruzados" lo que demuestra una muy positiva evolución del autor en sus libros. Entretenida de principio a fin, no se dejan notar el peso de sus páginas. Quizás el único pero es su final, del que nada puedo decir, y que en todo caso es una cuestión de gustos. En todo caso, magistral novela de un autor que crece, y al que da gusto leerle. Lo malo, como siempre, es que tardamos menos en hacerlo que él en escribir...y yo ya estoy deseando que llegue su próximo libro. ¿Falta mucho Agustín? + Leer más |