En fin, en mi reseña de "Días de sangre y resplandor" había culminado diciendo: ¡Veamos qué pasa despueeeeeés! y así. Pues, efectivamente muchas cosas pasaron después. En esta última entrega de la trilogía Hija de Humo y Hueso -libro que sigue siendo mi favorito entre los tres- encontramos que el amor triunfa por más herido, desolado, perdido y roto que esté. Siempre, cuando es verdadero, vuelve a sanar. Karou y Akiva habían atravesado taaantas cosas, demasiadas para contarlas, pero me sentí tan feliz al saber que al fin podrán estar juntos, y que, aun cuando todavía queda mucho por resolver, jamás volverán a perderse el uno al otro. Honestamente, los tres me gustaron bastante, pero me prometí que sólo perdonaría a Akiva por sus acciones horrorosas del pasado si cierta cosa ocurría y como no ocurrió... Brimstone no querría que viviese con esa espina en el corazón, pero no soy yo, lo juro, es mi rencor que parece tener corazón propio y a veces no puedo decirle que no. Adicional a esto, me siento feliz por haber encontrado este trilogía. Laini es una maravillosa autora y cada palabra suya es vida para mí. Por otra parte me entristece que se haya acabado. Quería más de Ziri y Liraz...pero el tiempo se encargará de todo. Lo importante es que cada moneda está en su tarro y el futuro comienza. Viajaré a Eretz. Si Laini dice que es real, pues me mudaré unos días. Soy una quimera también, está entre mis convicciones, así que a cazar portales. |