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Conozco a la autora, Clara Tahoces, de su participación en el programa Cuarto Milenio. Y justamente en este espacio dónde conocí este libro, a raíz de esa entrevista – presentación tenía muy claro que tendría que estar en mi lista de lecturas pendientes en 2022. En primer lugar la autora es descendiente de María José de la Soledad Alfonso – Pimentel y Téllez Girón (Pepita) la Duquesa consorte de Osuna. Una mujer ilustrada para su época, mecenas de pintores como Goya, así como de otros artistas, científicos y escritores. En 1787 presidió una asociación filantrópica solo para mujeres en la época de la ilustración. Aunque suene a etiqueta, digamos que fue una mujer ilustrada y en cierta forma adelantada a su época. Y muy relacionada con los personas historias más relevantes de su época, aunque en la actualidad digamos que es una gran desconocida, por lo menos a mi no me sonaba de nada el nombre y el ducado. Clara Tahoces, conoció a su antepasada por un cuadro que tenía sus padres colgado en la entrada de la casa familiar, y a partir de esto, también descubrió la “maldición” que cae cual espada de Damocles sobre los miembros de su familia. La verdad, es que se te remueve algo por dentro cuando vas descubriendo las muertes dramáticas y anticipadas que tuvieron lugar en esa familia, a lo largo de los siglos, llegas a preguntarte porque la dama de la guadaña se centro de una forma tan brutal con esta familia. Y eso, que la autora omitió o suavizo datos por respeto a su familia, así que el desenlace de la historia habría sido más trágico. Es todo un misterio para mí el madrileño parque de El Capricho, un proyecto personal de la duquesa de una villa de recreo, con un halo de misterio especial y que esconde tras sus muros y jardines mucho más de lo que se ve a simple vista. Que ha sido estudiado por muchas personas y es protagonista en múltiples libros y estudios sobre paisajismo, historia, etc. Y después de leer el libro es una mis visitas obligadas en mi próximo viaje a Madrid. Llega un momento, en que no sabes que es lo que paso en la realidad o lo que es fruto de la mente de una enamorada del misterio como Clara Tahoces. Y eso confiere un encanto especial a la historia, sobre todo a la parte final. Lo que tengo claro, es que los cuadros de Goya tenían que tener un significado especial para la Duquesa de Osuna, ya que tienen una geometría especial y están llenos de simbolismo. En mi opinión iban más allá de una simple decoración para El Capricho, aunque eso es algo que nunca sabremos a cierta ciencia, por desgracia. Pero no cabe duda, de que están rodeados de un halo especial de misterio. Un libro que me ha gusta mucho, y que se lo recomiendo a los apasionados de las historias de misterio. Cuando lo estaba leyendo me recordó al libro Camposanto de Iker Jiménez que leí hace años. |
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