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Al igual que yo, muchos de ustedes no habrán oído hablar en su vida de “La norma fundamental” (Grundnorm), un concepto formulado por Hans Kelsen, jurista checo. ¿Y qué es esta norma fundamental? Pues nada más y nada menos que la norma básica en la que se sustentan todas las demás, la fuente común de validez de todas las leyes de un ordenamiento jurídico… o, como lo explica Tabucchi, “la Norma que nos enreda a todos y de la cual, aunque le pueda parecer incongruente, se deriva la prepotencia de un señorito que se cree con derecho a azotar a una puta”. Esta novela fue escrita por Tabucchi tras el éxito que alcanzó “Sostiene Pereira”. Tengo la triste impresión de que el autor quiso repetir aquí la exitosa fórmula, aunque lamentablemente no creo que rozara siquiera la calidad de aquella otra, y digo lamentablemente porque el motivo de la novela, la denuncia de la tortura y la violencia en general por parte de los poderes del estado es encomiable. Bien es verdad que la novela es entretenida y, como no podía ser de otra manera, escrita con gusto y bastante humor, los personajes son entrañables (quizás el primer capítulo protagonizado por el gitano Manolo sea lo mejor de la novela), aunque el abogado sea excesivamente caricaturesco para mi gusto, y qué voy a decir del merecido homenaje que el autor hace al periodismo comprometido, a la ciudad de Oporto… y, por último y no menos importante, a sus callos. Sin embargo, la trama es débil y la denuncia de una tortura que no conoce de ideologías, que siempre tendrá una responsabilidad individual aunque se quiera esconder detrás de la Grundnorm, que nunca desaparecerá “porque no podemos suprimir las pulsiones destructivas del hombre”, o que lo único que se puede hacer es defender en los tribunales a las víctimas de tales atropellos, lo cual no es poco, no levanta la novela más allá de las tres estrellitas. |
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