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El caso Hartung, un thriller policiaco ambientado en un frío y otoñal Copenhague. Sinopsis: la policía encuentra el cadáver de una mujer torturada y con una mano amputada; en un árbol cercano cuelga un extraño muñeco hecho de castañas. No será el único cuerpo que aparece en estas características, siempre acompañado de su macabro muñeco (de hecho, en el danés original el libro se llama der Kastanienmann, “el hombre de castañas”). Lo más extraño de todo es que en los muñecos aparecen las huellas de una niña desaparecida hace tiempo y dada por muerta. Soy una gran amante del género policiaco y disfruto mucho leyendo este tipo de novelas. Los autores nórdicos tienen además un estilo muy característico de narrar crímenes. En concreto este autor es el guionista de la serie The Killing (¿la habéis visto? ¡Yo no pero ahora tengo ganas!) y lo cierto es que hay ciertos momentos que parecían un “guión evolucionado”. La narración tiene algunos giros interesantes, puedes prever algunas situaciones, pero lo cierto es que no supe adivinar el desenlace. Reconozco que no puedo evitar pensar… ¿será este el asesino?, ¿o este otro? Y que los autores consigan engañarte hasta el final es genial, ¡me encanta sorprenderme! Los personajes de la policía, me han gustado mucho, aunque con algunos clichés. Ella, cerebrito y crack de la informática. Vida personal complicada. Él, policía de la Europol, “castigado” en Copenhague por su mal comportamiento, enigmático y frío pero genio de la investigación. Drama personal a cuestas. Me gustaría ver este tándem evolucionar en nuevas novelas, porque dan para saga. He echado en falta un poco más de profundidad en el punto de vista del criminal, creo que le habría aportado más profundidad a su historia. Conclusión: no es una obra maestra pero es ligera para ser un thriller, con una buena historia y un estilo sencillo y agradable de leer. Puede ser una buena introducción al género y a la literatura danesa. Personalmente, la he disfrutado mucho y la leí en pocos días. Perfecta para leer delante de la chimenea, eso sí, ni de broma querréis tener cerca castañas. |
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