La ola

Publicada bajo el seudónimo de Morton Rhue en 1981, esta historia es una novelización del guión escrito por Johnny Dawkins para una película de televisión emisionada ese mismo año.
Tanto la novela como la película de 1981 son relatos ficcticios de un experimento real, llamado La Tercera Ola, que llevó a cabo en 1967 un profesor de historia de un instituto de California. El mismo profesor, Ron Jones, escribió un artículo sobre el evento, pero fue la novela de Strasser la que alcanzó la fama mundial, siendo traducida a más de una docena de idiomas y actualmente se lee en muchas escuelas alrededor del mundo, al ser considerada como un clásico contemporáneo.
El éxito de Strasser se debe a que mediante un lenguaje fluido y directo, narra cómo, ese experimento educativo de 1967, llegó demasiado lejos. Todo parte de la creación de un movimiento político simulado durante una clase de historia, donde los alumnos están estudiando la Alemania nazi y no acaban de entender cómo es posible que los alemanes hubieran podido alzar al poder al fascismo nacionalsocialista del partido nazi mediante la demacracia, eliminando así a la propia democracia. Pero sobretodo no entienden cómo los alemanes permitieron todas las abominaciones que se cometieron contra sus vecinos y amigos.
Hay quien considera que a la novela de Strasser le falta acidez y más tono crítico, pero lo cierto es que es una interesante reflexión en torno al conductismo humano y demuestra lo fácil que es manipular a las masas.
El experimento solo dura una semana, una semana que a través de la imposición de una disciplina en el aula y una acción (creación de un saludo, un logo y un carné de afiliación parecido al de los nazis, así como la creación de un guardaespaldas para el líder y una policía secreta que delate al que no cumpla con las normas y la disciplina) se genera un clima que algunos viven con un sentimiento de angustia y miedo al percibir el movimiento como una imposición indeseada donde hay adoctrinamiento, mientras que otros muchos lo viven con un sentimiento de formar parte de algo que es más importante que uno mismo, con un sentimiento de energía positiva que les permite triunfar en todo, como si fuera una moda o un juego, como si fuera algo democrático donde todos son iguales, donde no hay competitividad y sí una necesidad de ser guiados o una oportunidad para cambiar, para empezar de cero… Lo viven como algo tan positivo que lo justifica todo, aparcando la reflexión y el análisis.
Y es interesante el papel del carismático profesor, al que se le sube el poder a la cabeza y tarda en reaccionar para detener el preocupante y terrorífico ambiente que acaba extendiéndose por todo el instituto.
Pero lo realmente terrorífico es como “La ola” demuestra lo fácilmente que el totalitarismo, el fascismo, se puede reproducir en cualquier momento y lugar.

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