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Crítica de Inquilinas_Netherfield


Inquilinas_Netherfield
28 November 2023
La historia comienza en casa del abogado Malcolm Ross, quien recibe a las tres de la madrugada una nota de Margaret Trelawny instándole a acudir urgentemente a su casa porque necesita su ayuda. Apenas la ha visto tres veces en su vida, pero resulta evidente que Ross está enamorado de la señorita Trelawny, así que acude sin pensárselo junto a ella para encontrarse este panorama: el padre de Margaret yace en el suelo de su dormitorio vivo pero rodeado de sangre y en apariencia cataléptico, sin despertar ni responder a ningún estímulo. Nadie puede haber entrado ni salido de la estancia, y en apariencia parece un misterio de habitación cerrada clásico. Pero este dormitorio tiene una peculiaridad: es enorme y está rodeado de antigüedades, objetos arqueológicos e incluso varias momias. El olor típico asociado a esas momias y a una ambientación egipcia impregna por completo la atmósfera de esa estancia produciendo diversos estados de somnolencia a quien permanece mucho tiempo en ella. Pero a esto se suma otro misterio: el señor Trelawny dejó escrito que si algo le ocurría (como ha sido el caso), nadie debía sacarlo de su habitación, nadie debía tocar o mover ni un solo objeto de esa habitación y, lo más inquietante, entre medianoche y el amanecer debían permanecer siempre junto a él un hombre y una mujer velando por su seguridad... y aun así, a pesar de que se siguen sus instrucciones al pie de la letra, los ataques siguen sucediéndose, ante el desconcierto, preocupación y perplejidad de todos los implicados.

Siempre digo que con los autores clásicos muchas veces se comete la enorme injusticia de conocerlos (o valorarlos) exclusivamente por una sola novela, la que les dio fama inmortal, obviando por completo una carrera literaria que aunque a nivel de reconocimiento no llegase a alcanzar nunca cotas tan altas, suele esconder obras no solo muy interesantes, sino muchas veces superior incluso en calidad a la obra archifamosa. La joya de las siete estrellas está incluida, a mi parecer, en el primer grupo porque Drácula está a otro nivel, pero aun así es una novela fantástica. No solo es una lectura muy interesante y apasionante a ratos, sino que además me ha parecido muy ambiciosa en su propio concepto e intencionalidad. Que esté asociada al Antiguo Egipto y sus creencias ya la hace muy atrayente y cautivadora (al menos para quienes nos interesa el tema), pero es que Stoker no se queda ahí, va mucho más allá y se sumerge de cabeza en innumerables disertaciones sobre la astrología egipcia, sus creencias, la magia y la batalla contra la muerte terrenal. Eso hace que en algunos tramos la lectura pueda hacerse un poco densa para quien no esté muy interesado en el tema, pues la carga filosófica, científica y esotérica es abrumadora e indispensable para comprender lo que está ocurriendo en la historia.

En cualquier caso esta mezcla de superstición, creencias y ocultismo, a la que se ven sometidos unos personajes con los dos pies ya en el siglo XX, es un claro ejemplo de la época en que fue publicada la novela y sus contradicciones. El siglo XIX fue testigo del furor que vivió Europa por el Antiguo Egipto y todos los hallazgos arqueológicos relacionados con él. Egipto sufrió de hecho un auténtico expolio de su patrimonio (lo de preocuparse por este tema desde estamentos gubernamentales llegó ya tarde y con buena parte de su herencia arqueológica repartida por todo el mundo). El caso es que cualquiera que se presentase allí y encontrase algo se lo llevaba a su casa, había auténticos cazadores de tumbas, y ese es el punto de partida de esta historia: el señor Trelawny ha realizado numerosas expediciones a Egipto y detenta un auténtico museo egipcio en su casa. Pero él está obsesionado con la reina Tera, cuya momia, protegida de un modo inusual, encuentra en uno de sus viajes. Los hechos inexplicables que suceden a este hallazgo (algunos de ellos le afecta incluso a él personalmente), y lo que descubre después sobre la propia Tera, hablan de magia ancestral, hechicería y de una momia muy diferente a cualquier otra que se haya encontrado jamás: Tera tenía un propósito cuando acabó en su tumba, y todos los personajes involucrados en esta historia se verán arrastrados en la consecución de este propósito. Y aunque parezca raro que ya en pleno siglo XX ninguno de estos personajes parezca dudar a la hora de seguir adelante con lo que se espera de ellos, como ya digo al inicio de este párrafo era una época de contradicciones en la que el ocultismo se había hecho un hueco entre ciertos sectores de la sociedad británica y esta historia tuvo que ser, por así decirlo, un bouchée de plaisir para muchos lectores de aquellos tiempos. Ver a un médico y a un abogado, por poner dos ejemplos de profesiones pragmáticas (e incluso científica como es el caso del médico), totalmente inmersos en el esoterismo y las creencias ancestrales de una figura enterrada miles de años atrás, tuvo que ser algo muy atrayente y adictivo de leer... aunque no llovió a gusto de todos.

Esta novela se publicó originalmente en 1903, y su final, oscuro y abrupto, recibió muchas críticas tanto por parte de los lectores como de los propios críticos literarios. Años después, en 1912, poco antes de morir, Bram Stoker quiso reeditar el libro antes de que se descatalogase, y sus editores le dieron un ultimátum: o cambiaba el final (por uno más optimista, más feliz, más acomodaticio para la época) o no lo reeditaban. Así que se publicó una nueva versión de la novela con un capítulo eliminado (el 16), ligeras modificaciones a lo largo del texto que no aportaban realmente nada y, eso sí, un nuevo final rutilante y estupendísimo. Se dice, se comenta, se rumorea, que ese final ni siquiera lo escribió realmente Stoker y fue cosa de los editores; nunca lo sabremos. La cosa es que el final original estuvo desaparecido y durante décadas no estuvo disponible para su lectura. Esta edición de Alianza recupera la novela original con su final original, pero introduce en las notas a pie de página las ligeras variantes en el texto, informa del capítulo eliminado y también indica a partir de donde se modificó el capítulo final y lo incluye en un epílogo aparte. Huelga decir que me quedo con el final original de Stoker, tanto porque es el suyo, el que él quiso darle al libro y no hay más que hablar, sino porque ese final oscuro y abrupto es mucho más desasosegante y congruente con la historia. Y es, que con todos mis respetos, ¿quiénes son los editores para obligar a un autor a cambiar su final en una reedición porque los lectores o los críticos se han quejado? ¿Y el derecho del autor a escribir la obra que le salga de los mismísimos? Los lectores somos muy libres de opinar sobre lo que nos gusta o no, pero ese derecho no se traslada a los editores para obligar a un autor a alterar su obra original. Es que me ha indignado mucho que en sus últimos meses de vida tuviese que consentir en algo así (si es que alguna vez lo hizo, que ya digo que hay dudas), porque además Stoker estaba totalmente en contra de la censura, que ya había sufrido con anterioridad y sobre la que escribió un artículo en 1908, The Censorship of Fiction.

El caso es, por ir finalizando, que se nota a leguas la extensa labor de documentación realizada por Stoker, porque se sumerge en vericuetos muy complicados (de comprender y de explicar) de las creencias antiguas y no se limita a escribir sobre momias malditas y sucesos misteriosos. La combinación del mundo del Antiguo Egipto, la egiptología y la arqueología, con el tono gótico que impregna toda la novela es simplemente fantástico; casi puedes sentir ese olor a momia, las emanaciones que impregnan a habitación del señor Trelawny y la influencia que tienen en los personajes, o la tenebrosidad de ciertos pasajes hacia el final del libro. Y sobre todo esa oscuridad que emana del gran propósito de esta novela, esa ciencia oculta y desconocida durante milenios que, de ser desvelada en un mundo efervescente de nuevas tecnologías, supondría una auténtica revelación, pero también un futuro incierto e indescifrable. He disfrutado mucho de la joya de las siete estrellas, y reivindico la figura de Bram Stoker más allá de Drácula (que, por otra parte, es uno de mis libros favoritos de toda la vida).
Enlace: https://inquilinasnetherfiel..
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