El arte de conducir bajo la lluvia

nadie más que nosotros mismos es responsable de nuestros éxitos o fracasos.

—Perder la carrera no es deshonroso —dijo Don—. Lo deshonroso es no correr por temor a perder.

tenemos ante nuestros ojos la respuesta a lo que preguntamos. Somos los creadores de nuestros propios destinos.

Cuando un perro muere, su alma va al mundo que nos rodea. Su alma, libre, corre por el mundo, corre por los campos, goza de la tierra, el viento, los ríos, la lluvia...

Ella era mi lluvia. Era mi elemento impredecible. Era mi miedo. Pero un piloto no puede temerle a la lluvia, un piloto debe amarla.

Tengo un amigo imaginario. Lo llamo Rey Karma.

Cuánta prisa.
Con cuánta prisa pasa un año,como un bocado de alimento arrebatado a las fauces de la eternidad.
Cuánta prisa.