Al llegar a la habitación (...) cerró la puerta y entonces sacó la bolsa. Dentro había medio libro (...), sin título ni tapa, como si alguien lo hubiese cortado.
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Al llegar a la habitación (...) cerró la puerta y entonces sacó la bolsa. Dentro había medio libro (...), sin título ni tapa, como si alguien lo hubiese cortado.
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Puede que sea uno de esos frikis que viven para y por los libros. En mi clase hay una que es así, se pasa todo el rato leyendo.
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Aquella manera de mirar da al traste con cualquier cosa que se esté pensando. Aquella mezcla de orgullo, petición de ayuda y curiosidad. Con un punto de desafío y otro punto de imposición. Todo ello en un equilibrio precario, a un paso de una amarga decepción.
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Los demás se pusieron a reír y Pierluigi se sintió orgulloso, porque siempre es muy gratificante cuando alguien te ríe las gracias, especialmente si son amigos nuevos.
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Al llegar a la habitación, comprobó que sus padres estuvieran viendo la tele y, cerró la puerta y entonces sacó la bolsa. Dentro había medio libro, como los del escaparate de El Capitán Valiente: sin título ni tapa, como si alguien lo hubiese cortado. Y también faltaban las primeras páginas. El texto parecía empezar por el principio, o por lo menos en la parte superior de la primera página estaba escrito CAPÍTULO PRIMERO; pero el número de la página era el 19. Para saber más cosas , para intentar entender por qué era tan valioso y peligroso , había que leerlo por fuerza. |
Gregorio Samsa es un ...