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“—ɴᴏ ᴍᴇ sɪɢᴀs, ᴘᴇᴢ ᴇxᴛʀᴀñᴏ. sᴀʟᴠᴀᴅᴏʀᴀ. ᴅᴇʙᴇᴍᴏs ǫᴜᴇᴅᴀʀɴᴏs ᴅᴏɴᴅᴇ ᴘᴇʀᴛᴇɴᴇᴄᴇᴍᴏs. —¿ǫᴜé ᴇs ᴘᴇʀᴛᴇɴᴇᴄᴇʀ? —ᴘʀᴇɢᴜɴᴛᴀᴍᴏs. —ᴅᴏɴᴅᴇ ʟᴀ sᴏʟᴇᴅᴀᴅ sᴇ ᴀᴄᴀʙᴀ —ʀᴇsᴘᴏɴᴅᴇ”. Yetu se debe a su pueblo, la necesitan. Pero ya no puede soportar más la carga que le ha sido impuesta. Y toma una decisión, una que puede cambiarlo todo. En esta novela escrita en lenguaje no binario, Rivers Solomon nos trae la historia de la unidad de un pueblo que lucha por sobrevivir al olvido. Pero también es un relato de pertenencia, de dolor y de añoranza, de recuerdos perdidos, de deber para con la comunidad. El primer tercio de la historia es confuso, cuesta ubicarse y entender de qué nos está hablando, pero luego fluye y se hace más fácil de seguir, así que no desistáis. Solomon hace un homenaje a las casi dos millones de almas que fallecieron durante las travesías transatlánticas de trata de esclavos en su viaje al Nuevo Mundo entre los siglos XVI y XIX. Y nos recuerda especialmente la Masacre del Zong de 1781, en la que 132 de ellos fueron arrojados vivos por la borda para que se ahogaran porque estaban enfermos y a su “dueño” le compensaba más lo que le pagaban por su “seguro de vida”. Fue el empujón que necesitaba el movimiento abolicionista. Además se inspira en una canción del grupo musical Clipping, “The deep”, basada en los mismos hechos, a los que también reconoce la autoría: Daveed Diggs, William Hutson y Jonathan Snipes. Así que como veis estamos ante todo un experimento literario. |
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