Te di ojos y miraste las tinieblas

Esta es una lectura para los cinco sentidos. Cada vez más asombrada de la capacidad creativa de Irene. Y no solo eso, sino de todo el trabajo que hay detrás, para alumbrar un libro así. Brillante a mi parecer.

Voy a empezar por el final: me parece injusto comparar este libro con “Canto yo y la montaña baila”. Yo, por mi parte, he visto el estilo característico de Irene en este libro, e incluso me atrevo a decir que lo ha llevado a otro nivel. Para mí son dos lecturas totalmente distintas aunque compartan aspectos.

Dicho esto. Irene hace un uso increíble del folclore catalán, la tradición, leyendas, el contexto y la memoria histórica, el mundo rural y realidades de aquí y ultratumba, para crear esta lectura. Una familia que se remonta años y años atrás, como peldaños de una escalera, por la que vamos ascendiendo para saber de su historia. Ancestras y antepasados. Es una historia peculiar, como los protagonistas que la pueblan. También oscura, de atmósfera densa.

Es una lectura exigente, pues los saltos en el tiempo y en las realidades se van sucediendo y es muy posible que te pase como a mi: que necesites releer algún párrafo o volver a buscar, páginas atrás, el nombre de alguna de las protagonistas para situarte, pues éstas son varias y no pocas. Joana, Margarida, Blanca, Elisabet… me gusta que se cuente la historia de cada una.

Otra cosa que destaco de Irene son sus descripciones. Desde escenas del tiempo y el clima que rodean la Masía, pequeños e detalles como el revoloteo de dos moscas, recetas y cocinados o hasta el ambiente cargado dentro de la casa. Una potente manera de situarte como lectora y avivando tus sentidos.

Os animo a enfrentaros a esta lectura sin entrar en comparaciones y a disfrutar del puro estilo Solà tan potente.