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¿Cuántas veces miramos afuera y vemos normalidad, la misma que sentimos por momentos que no conseguimos, que quisieramos alcanzar? ¿Cuál sería la normalidad? Como dice una de las narradoras de estos cuentos, «qusiera saber quién creó las reglas». Las familias no son estáticas, tampoco son necesariamente una célula única. Los vínculos humanos pueden conformarse en el trabajo, entre vecinos, en familias conformadas, ensambladas o de lazos de sangre. Cuando la intimidad es compartida, la cotidianeidad se complejiza, aparece la incomodidad y emergen las mezquindades, los egoísmos, las críticas, los absurdos, las generosidades, los altruismos. A veces los personajes -en los que podríamos incluirnos- desean algo diferente a su realidad. A veces, como dice Mariana Sández, algo perturba o hay un detalle fuera de lugar. Los escenarios de estos cuentos son las relaciones, las convivencias o coexistencias -no son lo mismo, ¿no?-, las soledades que se dan aún en las familias. Este libro cuestiona esa concepción tan errada de lo “normal”, la de “éxito”. ¿Cuántas nociones tenemos incorporadas, cuántos mandatos familiares existen en nuestro inconsciente? Muchas personas intentan apartarse de esas “reglas” y al mismo tiempo repiten patrones y conductas heredadas. ¿Se puede escapar? En cada cuento tendremos una posibilidad. La escritura de Mariana Sández merece un párrafo aparte porque simplemente me encanta. Yo leí su novela «Una casa llena de gente», otro magistral libro. En su narrativa explora los vínculos y la cotidianeidad con humor e intriga. Una autora que recomiendo sin dudas. |
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