El alma de las piedras

La novela nos habla en dos tiempos, uno en el s.IX, donde se teje dos historias entorno al descubrimiento de las reliquias de Santiago, la importancia y necesidad, por parte de autoridades de la Iglesia, de llevar a los cristianos a la fe católica apartándoles de ideas herejes. Por otro lado, nos vemos en el s. XI, donde una joven se ve inmersa en una lucha por salvar su vida y la de su pequeño hermano, y al escapar, se ve envuelta en las repercusiones de quienes buscan u ocultan desde hace 200 años los secretos que envuelven a las santas reliquias.

El Camino de Santiago surge para satisfacer una necesidad, la cuestión es que probablemente, sean varias necesidades muy diversas y contradictorias. Algunos lo recorrerán para expiar sus pecados o solicitar milagros ante las reliquias del Santo Apóstol. Otros para rendir tributo oculto a un mártir (o sería un hereje) que podría encontrarse en el mismo lugar. El asunto está en que cuando se encontraron las reliquias, también se movieron diferentes intereses en nombre de la fe. Intereses que a través de los años han influenciado a muchas otras personas.

Por otro lado, me ha gustado mucho el concepto del alma de las piedras, y como se usó durante mucho tiempo las construcciones y las esculturas para hacer permanecer en el tiempo las ideas y la historia, al menos aquella que los poderosos, pero también los artesanos, quisieron transmitirnos. Hoy, disfrutamos de todo ello en el nombre del arte y la cultura, aunque pocas veces nos cuestionamos sobre las intenciones reales de sus autores.

No es la primera vez que leo sobre la manipulación de diversos hechos y supuestas reliquias para “fortalecer” la fe de los creyentes. Mi madre tiembla cada vez que le hablo de estas cosas. Entonces pienso, que justamente, antes y ahora, se sigue utilizando ese tipo de símbolos para alentar a quienes creen y a quienes ven tambaleantes sus dogmas. Yo he decidido creer en algunas ideas, y desistir de la mayoría de esos signos externos, a no ser para admirar la belleza de muchos de ellos. al final, “Dios está en todas partes, y se puede rezar a los santos en cualquier espacio en el que te encuentres.”

Una lectura muy entretenida en su trama, pero también, si así lo quieres, con ideas para pensar y reflexionar.