Uhrq

Esa tarde me pareció que la abuela venia a buscarme antes que nunca, aunque para cuando llego ya había oscurecido un poco. A Uhrq y a mi apenas nos había dado tiempo de acabarnos las magdalenas y charlar un poco.

Entendí que yo tampoco debía acercarme demasiado a Uhrq, no fuera a volverme verde como él y quedarme atrapada en ese flotador de soledad que parecía rodearle desde que había llegado.